miércoles, 31 de julio de 2024

Ciencia en la Amazonia: entre el conocimiento y la explotación

 La primera mujer amazonense en finalizar el Doctorado en Estudios Amazónicos en la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Amazonia expuso en su tesis cómo la ciencia ha servido como mecanismo de apropiación de la región Amazónica y las conexiones científicas con el extractivismo.

En UNAL Sede Amazonia, Yohana Panteviz, candidata a Doctora en Estudios Amazónicos, presentó ante profesores, investigadores y estudiantes su trabajo de investigación final titulado “Apropiación de la Amazonia a través de la ciencia”, en el que realizó un análisis exhaustivo sobre las exploraciones científicas en la región.

A partir de la historia de la ciencia, la investigadora analizó cómo las ciencias naturales son una de las estrategias de apropiación de la Amazonia, del mismo rango de las empresas extractivas o las misiones evangelizadoras, aunque menos estudiado y analizado críticamente. La tesis plantea que entre 1930 y 1970 parte de las expediciones científicas en la región permitieron el avance del conocimiento sobre la Amazonia, y al mismo tiempo apoyaron los pulsos de magnetismo global en la región asociados con el desarrollo y la conservación.

Esta investigación, que duró varios años, se basó en documentos que revelan que en aquel periodo las expediciones científicas se centraron más en la explotación de recursos naturales en vez de la conservación, dejando en evidencia que existía un gran interés económico y político en el territorio. En aquel entonces Leticia, la capital del Amazonas, se convirtió en el centro de acopio para el comercio y exportación de fauna silvestre.

Uno de los capítulos centrales de esta tesis doctoral se enfoca en lo que se denominó “las conexiones científicas del extractivismo”, en el que se profundiza en la extracción y exportación de pieles y fauna silvestre viva. Dentro del de la investigación, la investigadora Pantevis relata cómo los comerciantes locales satisficieron la creciente demanda de museos de historia natural, laboratorios de investigación científica (principalmente experimentación animal) y zoológicos.

Expone además que la actividad de exportación comercial era legal, y por lo tanto permitida y sujeta a la obtención de un permiso de exportación, el cual era emitido por la Comisaría del Amazonas, tras el pago de un impuesto exigido según el peso en kilos (pieles) y unidad (animales vivos).

Así mismo, para documentar y cuantificar la información, la investigadora Pantevis realizó una sistematización de los archivos, en los que, según los datos recolectados, entre 1963 y 1969 se reportaron los kilos de las pieles de animales, así: 220.731 de caimán, 66.976 de zaino, 19.900 de capibara, 3.099 de venado, 108 de tigrillo, 91 de nutria, y 76 de tigre.

Mientras tanto, entre 1956 y 1969 se comercializaron: 2.293 unidades de aves y reptiles, 1.415 lagartijas y lagartos, 2.448 micos, 644 loros, 560 sapos y 128 culebras, entre otros animales. La  investigadora afirma que estos datos corresponden a las cifras oficiales encontradas en archivos que cuentan con subregistros. Dichos productos y animales eran comercializados principalmente en el exterior, siendo el mayor importador Estados Unidos, seguido de Alemania y Holanda.

Para llegar al fondo en este proyecto, Pantevis se apoyó en varias instituciones que fueron claves para la investigación, algunas ubicadas en Colombia y otras en el exterior, como por ejemplo el Instituto de Ciencias Naturales de la UNAL (Bogotá, Colombia), el Archivo General de la Nación (Bogotá, Colombia), el Museo de Historia Natural de Nueva York (Estados Unidos) y el Archivo de Chicago Garden (Estados Unidos). Todo esto permitió que la investigación ahondara en las redes de conexiones científicas y en las relaciones globales que se tejieron a través de la diplomacia cultural, principalmente con instituciones de Estados Unidos.

La autora resalta que la ciencia ha omitido el conocimiento local, pues no ha tenido en cuenta a los sabedores ancestrales, quienes por milenios han vivido en la selva amazónica, y por lo tanto cuentan con un conocimiento valioso e importante, pero que ha sido sido ignorado por la ciencia convencional.

“Nosotros omitimos la palabra ‘descubrimiento’ porque los científicos no estaban descubriendo, los pueblos amazónicos ya poseían un conocimiento local sobre las plantas y los animales, solo que ese conocimiento no se enmarca en lo que llamamos científico”, aseguró Yohana Pantevis.

Asímismo, para lograr este proyecto de investigación durante sus años de estudio de doctorado, ella tuvo que enfrentar varios desafíos como la recopilación de toda la información, pues la dispersión de las fuentes documentales se convirtió en un rompecabezas complejo de armar, pero no imposible. Muchos de los documentos físicos los tuvo que buscar en fuentes diversas, por lo que recurrió a diarios de campo, artículos académicos, mapas y especímenes botánicos.

Como la primera mujer amazonense en finalizar el Doctorado en Estudios Amazónicos de la UNAL Sede Amazonia, la doctora Panteviz tiene como objetivo que esta investigación dé frutos y llegue a toda su comunidad a través de un libro que quiere publicar con el apoyo de instituciones gubernamentales: “quiero que el conocimiento llegue a la gente” afirmó. Para ella es de vital importancia que los estudios que se realicen no se queden solo en círculos académicos sino que salgan a la luz, “esta es una apuesta a validar otras formas de conocimiento, a cuestionar también el papel de la ciencia hoy en día”, puntualizó.

La sustentación de la tesis de Yohana Pantevis fue presenciada y evaluada por un distinguido comité, conformado, entre otros, por Brigitte Baptiste, reconocida bióloga colombiana que trabaja en la defensa del medioambiente y rectora de la Universidad EAN, institución de educación superior enfocada en el emprendimiento sostenible; Regina Horta, profesora titular de la Universidad Federal de Minas Gerais en Brasil, con experiencia en historia, especialmente con énfasis en historia ambiental e historia de la ciencia, y Carlos Rodríguez, biólogo y doctor en Ciencias Naturales de la Universidad de Ámsterdam, con amplia experiencia en la conservación de la Amazonia colombiana. Todos ellos aprobaron la tesis doctoral de la estudiante amazonense.










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