miércoles, 20 de septiembre de 2023

Control de cristales en la miel mejora su producción en Puerto Carreño

 Aunque la cristalización es un proceso natural, cuando se produce muy rápido o con cristales muy grandes afecta la apariencia de la miel, y de paso su comercialización. Mediante la técnica de inoculación se buscó controlar este fenómeno en la miel que se produce en plantaciones forestales de Puerto Carreño (Vichada), así los apicultores podrán ofrecerla en dos presentaciones: tradicional, y cremada o en mantequilla.

Imagine esta situación: usted está en un supermercado y tiene al frente dos tipos de miel para escoger: una es de oscuro ámbar, homogénea, transparente y llamativa a la vista, mientras el color de la otra es menos uniforme, presenta turbidez y en el fondo del recipiente se ven pequeños cristales de azúcar. Lo más probable es que usted piense que la segunda opción es un producto de menos calidad y se decida por la primera.

¡Pero esto no es cierto! La cristalización es un proceso que se da cuando la glucosa que compone la miel se separa de los demás elementos y forma pequeños cubos, lo cual ocurre porque hasta un 80 % de la sustancia producida por las abejas son azúcares como fructosa y glucosa.

La cristalización no es el problema en sí mismo; la dificultad para los apicultores se presenta cuando estos cristales se generan muy rápido o muy grandes, lo que –por desinformación– el consumidor relaciona con un producto de baja calidad, y además porque afectará su transporte.

Daniel Ochoa Castro, magíster en Ciencia y Tecnología de Alimentos de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), implementó la técnica de “granulación o cristalización controlada por inoculación”, que agrega pequeñas cantidades de miel (miel semilla) con los cristales y la forma deseada al producto del apiario de estudio, ubicado en Vichada.

“Aunque se trata de una técnica ya empleada, pocas veces se ha evaluado con parámetros tanto fisicoquímicos (actividad de agua) como sensoriales (color y textura) y micromorfológicos (forma y tamaño del cristal) para analizar su comportamiento como producto comercial”.

“El control de la cristalización se da especialmente mediante tres factores: temperatura, agitación (tiempo y velocidad) y cantidad de miel semilla empleada”, explica el investigador.

Así estableció que, con una velocidad de 850 revoluciones por minuto, tiempos de agitación de 2,5 minutos, y adición de 7 % de miel semilla, los cristales son más pequeños y tardan más en aparecer, siendo semejantes a productos ya existentes.

Controlar la cristalización


Con el aumento de plantaciones forestales de Acacia mangium (árboles que producen madera de albura y duramen)en Vichada se comenzaron a consolidar apiarios. Aunque al inicio las cosas marchaban bien, al transportar la miel de Puerto Carreño a Bogotá se generaban cristales más   grandes de lo esperado por los cambios de temperatura: de 38 a 15 °C en promedio en los dos lugares respectivamente.

“Aunque la cristalización no se puede eliminar, sí es posible controlar el tamaño y la forma que tomarán los cristales. Esta es una propuesta de valor agregado para los apicultores, ya que podrían producir miel cremada o miel mantequilla además de la miel líquida que se suele consumir” apunta el investigador.

Controlar esta cristalización es un proceso que requiere de industrialización, y el magíster considera que los productores  de estos apiarios –especialmente mujeres– no tienen las condiciones para realizarlo. Por eso trabajó con parámetros que los apicultores podrían manipular después de una capacitación sencilla. “Con base en mis resultados, yo les puedo enseñar a qué velocidad agitar la miel y cuánto tiempo deben durar en este proceso”, añade.

Un sector que crece en Colombia

Los resultados del investigador son pertinentes en un sector que crece a pasos agigantados en el país. Cifras recolectadas por el grupo Abejas en la Agricultura muestran que en 2022 la producción de miel de abejas fue de cercana a la 7.000 toneladas, con un incremento del 8 % frente a 2021.






martes, 12 de septiembre de 2023

Nueva era de extensión universitaria inicia en la UNAL

 La modernización de la extensión universitaria permitirá que la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) corresponda a las nuevas necesidades de la sociedad colombiana. Con la posibilidad de ofrecer programas técnicos y tecnológicos, la Sede Palmira se prepara para fortalecer una oferta académica pensada en la ruralidad.

A partir de la reciente aprobación del Acuerdo 011 de 2023 del Consejo Superior Universitario (CSU),el cual introduce cambios significativos que marcan el camino hacia una extensión más estratégica, diversificada y centrada en la comunidad, la Universidad entra en un momento de transformación y renovación en su compromiso con las comunidades de todas las regiones del país.

Una de las novedades del nuevo acuerdo es que le permitirá a la Institución certificar a técnicos y profesionales en actitudes ocupacionales requeridas por el sector productivo, por lo que la Sede Palmira se alista para atender la demanda de capacitación en habilidades específicas por parte de empleadores y empresas del suroccidente del país.

Además, con la posibilidad que abre la normativa para ofrecer programas de formación técnica y tecnológica, la Sede se propone llegar con más fuerza, oportunidad y pertinencia al campo colombiano mediante programas que fortalezcan la educación rural y todos los procesos de formación, e incentiven la apropiación de los jóvenes por sus territorios.

La Dirección Nacional de Extensión, Innovación y Propiedad Intelectual impulsará la coordinación, cooperación y solidaridad entre las sedes, facultades, institutos y centros, para una mayor colaboración en la implementación de los proyectos.

Un aspecto clave es la recomposición del Comité Nacional de Extensión, que incluirá una representación más diversa y especializada, pues además de los decanos delegados por áreas del conocimiento, contará con la participación de dos representantes profesorales y dos estudiantiles.

El Comité se encargará de reglamentar el Acuerdo 011 de 2023 con el apoyo de los equipos de Extensión, Innovación y Propiedad Intelectual de las nueve sedes, en un plazo de seis meses.

Con este nuevo acuerdo, que regularía de manera amplia la función misional de extensión en la UNAL, se propone “un enfoque más amplio y estratégico de la extensión universitaria con proyectos de mayor impacto que involucrarán múltiples actores de la región”, según informó José Alejandro Raigosa Zapata, asistente de la Dirección de Investigación y Extensión de la UNAL Sede Palmira.

Según el funcionario, “se ha transformado la ‘Modalidad de participación en proyectos de gestión tecnológica por innovación, transferencia y emprendimiento’ con el propósito de consolidar el Sistema de Innovación, Transferencia y Emprendimiento, que a partir del trabajo colaborativo contemple las alianzas con actores estratégicos y la transferencia y apropiación social del  conocimiento, la oportunidad de mejorar el impacto institucional en la sociedad y en el sector productivo, comunitario y emprendedor”.

Por lo tanto, en la Sede Palmira se fortalece la oferta de servicios técnicos y tecnológicos de alta calidad a las comunidades de la región, respaldados en la capacidad técnica de los laboratorios y servicios como vigilancia tecnológica y preincubación de emprendimientos de base tecnológica. Como ejemplo de estos últimos, la spin-off Sehome iniciará la comercialización de semillas de hortalizas mejoradas en toda la región.

Gestión del riesgo, componente estratégico

El Acuerdo incluirá la gestión del riesgo en todos los proyectos de extensión para garantizar que se desarrollen de manera ética, transparente y segura. 

El profesor Sergio Alonso Orrego Suaza, director Nacional de Extensión, Innovación y Propiedad Intelectual, destacó la importancia de “identificar de forma anticipada la matriz de riesgo, implementar estrategias de mitigación y evaluar la eficacia de los controles”.

Así lo señaló durante el evento celebrado recientemente en la Sede de La Paz, que congregó a profesionales de las diferentes sedes para abordar la gestión del riesgo en el contexto de la nueva normativa de extensión.

Agregó que “la UNAL cuenta con un excelente equipo de profesionales en cada una de sus nueve sedes, los cuales, con la experiencia y las lecciones aprendidas, contribuyen a constituir este proyecto de modelo intersedes para el mejoramiento continuo de la extensión”.





miércoles, 6 de septiembre de 2023

larvas de escarabajos que comen icopor y son un alimento nutritivo para la cachama blanca

 Las larvas de escarabajo se pueden alimentar de residuos de comida, plantas y muchos otros materiales, entre ellos, y tal vez esto le parezca nuevo, ¡de icopor!, y lo prefieren servido en pequeñas láminas que pueden digerir mejor. Esta habilidad ya está beneficiando a los productores de peces como la cachama, tan apetecida en todo tipo de restaurantes, que encontrarían en este insecto una alternativa alimentaria que reemplazaría el salvado de trigo hasta en un 100 %, lo cual significa menores costos y una mayor oferta.

Según la Asociación Colombiana de Industrias Plásticas (Acoplásticos), cada año se producen en el país cerca de 29.000 toneladas de icopor, cifra que se refiere específicamente al material destinado a la elaboración de empaques y envases, incluidas las famosas neveras para llevar medicamentos o alimentos. Uno de los problemas de su producción es que genera residuos que no se reutilizan y que a largo plazo son una fuente de contaminación para el medioambiente.

¿Podrían las larvas de los escarabajos comerse estos residuos y generar valor agregado? Pues déjeme decirle que sí, así lo determinó el investigador Miguel Bonilla Amaya, magíster en Salud y Producción Animal de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), quien encontró que la alimentación de dos especies de escarabajo (Tenebrio molitor y Zophobas atratus) se podría potenciar con el salvado de trigo –que proporciona nutrientes para su crecimiento– y un 25 % de icopor, que permite que el consumo y la transformación sea más fácil.

Pero esto no es todo: después de obtener la receta indicada, el magíster evaluó si fabricar un alimento a base de estos insectos –como por ejemplo una harina– beneficiaría a algún otro animal, y lo puso en práctica en la cachama blanca en edades muy tempranas, ya que ella acepta, asimila y se nutre de estas fuentes innovadoras de alimento, estableciendo una alternativa nutricional para peces que hoy se basa en la inclusión de harina de pescado, cuya obtención causa gran impacto ambiental y su costo se ha incrementado en los últimos años.

“La harina de larvas de escarabajo demostró que puede reemplazar en un 100 % la harina de pescado, lo cual es prometedor pues las cachamas, que inicialmente pesaban 2 gramos, obtuvieron los mismos 10 gramos a los 35 días con la dieta que incluía harina de T. molitor y Z. atratus”, asegura el investigador.

Estos resultados se lograron al evaluar 5 tratamientos u opciones distintas: una, con alimentación completa de la harina de insecto; otra con un 75 % de esta más un 25 % de harina de pescado y así sucesivamente hasta llegar a un 100 % de esta última. El experimento se realizó en tanques de 20 litros de agua en los que las cachamas crecían sin ningún problema.

Para el estudio se consideró el peso inicial y final de las cachamas, su crecimiento y evolución específica, y, contrario a lo que se esperaba, hasta en un 10 % de reemplazo de la harina de pescado por la harina de insecto los resultados fueron prácticamente iguales, por lo que este descubrimiento sería ideal para los productores de estos peces.

“Es importante recalcar que el icopor no le está generando ningún daño a las cachamas, ya que también se evaluó el impacto que tenía en su salud, y la mortalidad no llegó ni al 1 %, por lo que este compuesto parece ser degradado y expulsado sin contraindicaciones”, indica el experto, quien adelantó su investigación en el Centro de Investigación de Artrópodos Terrestres (CINAT) con la dirección de la profesora Karol Barragán Fonseca, de la Facultad de Medicina Veterinaria y de Zootecnia, quien hace años trabaja con estos insectos.

Otro beneficio de los insectos es que criarlos es fácil y no representaría costos elevados para los productores. Se estima que para producir 1 kg de proteína de larvas de escarabajo se emplea 1 litro de agua, mientras que para generar un 1 kg de carne de res se usan 25 litros de agua; además solo se necesita un área de 10 m2 en vez de 200 m2 que son los que se destinan a la producción pecuaria. Por otro lado el impacto ambiental es notable, pues genera solo 20 gases por millón de dióxido de carbono frente a los 150 g/m que produce la ganadería.

Entre otras cosas, la verticalidad aparece como una característica indispensable, esto quiere decir que una granja de escarabajos sería como un “edificio de apartamentos” que crece hacia arriba ocupando menos espacio para su producción, comparado con industrias como la bovina o avícola.

“Este tipo de descubrimientos alrededor de la alimentación con harina de insectos es novedoso y podría sentar las bases para que en un futuro la industria de la harina de larvas de escarabajo le genere mayores ganancias al sector acuícola”, concluye el magíster.

 





 




viernes, 1 de septiembre de 2023

Clasificación genética de virus pone la mirada en la inteligencia artificial

 Con ecuaciones matemáticas y algoritmos, unidos a la inteligencia artificial (IA), se construyeron modelos basados en machine learning, o aprendizaje de máquina, que muestran cómo una “representación HIT” extrae características y analiza mejor las secuencias genómicas, al clasificar de forma más precisa y rápida los virus de ARN, conocidos por su capacidad para desencadenar enfermedades mortales; un ejemplo es el SARS-CoV-2, conocido como COVID-19.

En términos sencillos, la clasificación de secuencias de genes de virus es una herramienta que ayuda a entender aspectos clave de estos microorganismos, como su origen, diversidad y relaciones entre sí. Esta información es esencial para estudiar la evolución de los virus, y particularmente para encontrar mecanismos para prevenir emergencias ocasionadas por virus.

Mediante dicho proceso se extraen características que les permiten a los modelos entrenar y encontrar patrones de tal forma que les sea posible clasificar según variables de interés; por ejemplo, el ARN o ácido ribonucleico está compuesto por adenina, guanina, citosina y uracilo. Con base en esa información se emplean técnicas de análisis de datos para identificar las similitudes y diferencias entre dichas secuencias.

Carolina Colmenares Celis, magíster en Bioinformática de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), junto con los profesores Clara Isabel Bermúdez Santana y Luis Fernando Niño, exploró diversas representaciones de estructuras teóricas para analizar y clasificar los virus de ARN por medio de notaciones poco utilizadas.

Las tres elegidas para este estudio fueron el “árbol extendido”, el “HIT” y el “árbol de grano grueso”. Con base en las secuencias y estructuras de los virus, estas representaciones hacen la clasificación mediante técnicas de aprendizaje automático machine learning.

El modelo de clasificación se apoya en varias herramientas de aprendizaje automático que incluyen algoritmos, entre los más conocidos las redes neuronales.

En este caso, la IA actúa como un cerebro artificial capaz de aprender y tomar decisiones basadas en la información que le proporcionan; para ello, a la máquina se le debió enseñar antes a reconocer y clasificar diferentes tipos de virus de ARN.

“Aplicamos diferentes algoritmos a dos conjuntos de datos específicos de secuencias de familias de virus de ARN. Por un lado tuvimos cerca de 15.000 datos extraídos de una base y con ellos hicimos el entrenamiento; por otro lado, contamos con otros datos, que fueron alrededor de 480.000 secuencias de metaviromas recolectados en una expedición biológica a la Sierra Nevada de Santa Marta, y con estos se hizo la evaluación”, explica la investigadora.

Los datos de prueba resultado de la expedición formaron parte de una investigación, también de la UNAL, financiada por Colciencias. Esta información fue clave para validar la clasificación de los virus.

La transformación de estos datos en las representaciones estructurales analizadas se logró mediante el software de uso libre “paquete ViennaRNA”. Después de poner a correr los datos, “limpiarlos”, y dejar los que aplicaran para la clasificación, la representación HIT fue la más efectiva para extraer información crucial, según comenta la magíster.

Esta investigación allanaría el camino para entender mejor y detectar tempranamente virus ARN, lo cual ayudaría a prevenir y mitigar futuras pandemias.

“Estas clasificaciones suelen tomar mucho tiempo, y lo que vimos aquí es que la IA, usada de manera adecuada, ayuda a optimizar procesos y a mejorar la identificación y clasificación de estos virus. Ahora queda seguir haciendo pruebas con más datos para ver otras potencialidades”, concluye la investigadora.