martes, 6 de julio de 2021

Retorno a clases sí, pero gradualmente

 Lo ideal sería que el próximo 15 de julio, tal y como lo ha establecido el Ministerio de Educación, el retorno a clases en los colegios públicos del país sea por fases, es decir, una primera semana preescolar, a la siguiente primaria, después secundaria, etc.

Así lo afirmó Julián de Zubiría, director del Instituto Alberto Merani, durante la reciente sesión de “#LeerparaConstruir, conversaciones que ayudan a entender la crisis”, organizada por la Editorial de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), en el marco de las actividades de la iniciativa Convergencia por Colombia.

Para el pedagogo, “el regreso a clases presenciales requiere más planeación: la ministra de Educación se equivocó al establecer esta condición para todos los colegios el mismo día, lo cual puede ser delicado”.

Agrega que el retorno debe ser gradual, progresivo y muy seguro, y para esto último se necesita de la participación activa de profesores y padres de familia o acudientes.

“La educación presencial la necesitan no solo los niños, sino también los profesores y las madres; una de cada tres mamás perdió su empleo en parte porque ellas son quienes cuidan a los hijos”.

El profesor Moisés Wasserman, exrector de la UNAL, señaló que “indudablemente la presencialidad es fundamental. Uno de los problemas más serios de este año y medio es que ha habido un ahondamiento en la inequidad y un aumento en la brecha entre quienes tienen acceso a internet y los que no lo tienen o es limitado”, reiteró.

En su opinión, dicho rezago requiere de una época de recuperación y restauración. Además, aparte de los niños que tienen dificultades para el acceso –alrededor del 40 % en las zonas urbanas y entre el 0 y 20 % en las áreas rurales–, también “hay que tener en cuenta a los niños y jóvenes que tienen dificultades académicas y que normalmente requieren un apoyo para superar la falta de comprensión de un problema específico en matemáticas o ciencias; en este momento ellos se encuentran en una inmensa desventaja”, aseguró.

A su turno, la profesora Luz Arabany Ramírez, del Departamento en Informática y Computación de la UNAL Sede Manizales, dijo que la virtualidad ha hecho manifiestas las diferencias entre los estudiantes.

“Aún en un mismo salón con dificultades todos éramos iguales, pero ahora existen además las dificultades para la conexión por calidad en la señal o por el espacio desde el cual se conectan, como por ejemplo la sala de su casa, donde además está su familia. La presencialidad permite trabajar con ellos en igualdad de condiciones”.


En países como Colombia, para que los hijos de los pobres abandonen la pobreza se requieren 11 generaciones,

 Los expertos coinciden en que la interacción con los compañeros es fundamental, a veces incluso más importante que con los maestros.

Gente instruida

“La educación es la que nos hace humanos”, afirma con contundencia el profesor Wasserman y agrega: “somos humanos porque tenemos la educación”.

En relación con el papel de la educación en Colombia, mencionó que “el objetivo es tener gente instruida capaz de desarrollar sus capacidades, de vivir pacíficamente, de forma positiva; si logramos hacerlo tendremos una buena sociedad, una buena economía y un óptimo desarrollo. La educación debe formar individuos íntegros”.


 Para el profesor De Zubiría, “la educación cambia la vida de una persona: cuando los hijos de familias de escasos recursos acceden a educación superior cambian los proyectos de vida de ese grupo familiar; a esto se le denomina movilidad social: la educación es la llave maestra para que los hijos de los pobres no estén condenados a la pobreza”.

“Desafortunadamente en Colombia eso no pasa; para que los hijos de los pobres abandonen la pobreza se requieren, según los cálculos del Banco Mundial, 11 generaciones. Esto pasa porque el país no cuenta con una buena educación básica pública”.

“La educación cambia la vida, pero la muy buena educación transforma sociedades, de ahí que ninguna sociedad en el siglo XX salió adelante sin hacer transformaciones educativas”, concluye el maestro De Zubiría.






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