Iniciar con una “pequeña” apuesta puede ser el comienzo de un camino resbaladizo que desencadene adicciones al juego, caracterizadas por síntomas como la preocupación constante, el síndrome de abstinencia y la pérdida de control. Un estudio realizado con 2.809 universitarios de los 32 departamentos del país reveló una alta prevalencia del trastorno de juego patológico que oscila entre el 6,05 y el 8,9 %.
Aunque la afición a los juegos puede parecer un
comportamiento inofensivo, la realidad es que con el tiempo se puede convertir
en una pesadilla para muchos. Las apuestas no solo pueden causar grandes
pérdidas económicas, sino que también desencadenan trastornos psicológicos con
signos como una necesidad irresistible de jugar a pesar de las consecuencias
negativas que pueda traer.
“El juego patológico, también denominado ‘trastorno de juego’, es una condición caracterizada por una preocupación constante por jugar, la necesidad de apostar cantidades cada vez mayores para obtener la misma emoción y la incapacidad de controlar o detener el comportamiento de juego. Sus consecuencias incluyen problemas financieros, legales y familiares”, explica el profesor Ruiz, experto en Psicología.
Múltiples estudios han evidenciado que este desorden es más frecuente en jóvenes. La explicación que da el docente es que “la adolescencia está asociada con conductas de riesgo como probar cosas por curiosidad, estimulación u otras razones”.
“Esos factores pueden marcar la predisposición de la
adicción de los jóvenes a los juegos de azar. En esa etapa están formando su
personalidad y no calibran las implicaciones de una conducta, como por ejemplo
iniciar en las apuestas”, precisa.
Entre síntomas y patologías
Aunque los síntomas asociados con este trastorno pueden variar, la mayoría se relacionan con preocupación, intolerancia, síndrome de abstinencia, pérdida de control, apostar para evadir de problemas familiares, económicos laborales o vitales (huir de la soledad, por ejemplo) y llegar a mentirles a los otros para ocultar la adicción y las deudas.“Aunque hablamos de un conjunto de síntomas, probablemente
no todos se presentan o aparecen a la vez, ya que algunos son más relevantes
que otros. Por ejemplo la preocupación por jugar es uno de los primeros
síntomas. También dedicarse a apostar para evitar alguna situación y dejar de
pensar en los problemas, pero también se han encontrado factores de
predisposición genética para caer en una adicción”, indica el profesor de la
UNAL.
Sin embargo, cabe destacar que, aunque los hombres
presentaron más síntomas como preocupación, intolerancia, síndrome de
abstinencia y pérdida de control, entre otros, las mujeres que desarrollan
problemas de juego mostraron síntomas iguales o más frecuentes en algunos
casos.
“Aunque por edades no se encontraron diferencias en el desorden de juego patológico, sí se halló una relación leve entre clases sociales: en todos los estratos sociales, la mayoría de quienes participaron no tuvieron síntomas del desorden de juegos de azar, pero entre estratos bajos, la proporción de quienes podrían tener un problema de adicción a los juegos de azar era mayor que en los estratos más altos”, enfatiza el profesor Ruiz.
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