viernes, 2 de diciembre de 2022

Residuos de madera convertidos en energía, carbón vegetal y hasta vinagre

 Hojas de los árboles, viruta de madera, cisco de café o cascarilla de arroz, entre otros residuos, son la materia prima con la que se pueden generar energías con emisión neutra de dióxido de carbono (CO2) a la atmósfera, además de productos como biochar (carbón vegetal) y vinagre de madera, muy cotizados en el mercado. Con innovaciones como estas, la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Medellín proyecta la puesta en marcha de una spin-off.

Imagine que todas las hojas que poda de los árboles de su finca pueden ir no a la basura sino a una máquina que las procesa y obtiene de ellas energía para iluminar un espacio o para utilizar la lavadora o la licuadora. Así, los residuos que muchas veces son considerados como basura, dejarían de ser problema para convertirse en una oportunidad.

Como las oportunidades se aprovechan, el grupo de investigación Termodinámica Aplicada y Energías Alternativas (Tayea), de la UNAL Sede Medellín, lidera investigaciones que les permitan generar energía eléctrica y obtener productos con valor agregado.

Uno de los procesos para llegar a dichos fines es la gasificación, que “consiste en tomar un material sólido carbonoso, como por ejemplo las hojas de las podas de los árboles, y meterlo en un reactor a una temperatura de unos 850 °C, en presencia de poco de oxígeno, vapor de agua y dióxido de carbono”, explica profesor Farid Chejne Janna, líder del Tayea.

Allí el material lignocelulósico, llamado técnicamente biomasa, empieza a ser “cortado a nivel molecular”, o craqueado.

“Se trata de cadenas largas de carbonos, hidrógenos y oxígenos que se van ‘cortando’ durante la gasificación, de manera que van quedando moléculas más pequeñas como metano, monóxido de carbono, hidrógeno, etc.”, complementa Carlos Mario Ceballos, investigador del Tayea y profesor de la Universidad de La Guajira.

El resultado de este proceso es un producto gaseoso rico en hidrógeno y monóxido de carbono, gases que se pueden usar para producir energía eléctrica o térmica, que incluso se podrían enriquecer con más hidrógeno para llevarlo a otro tipo de reactor y producir gasolina, diésel, keroseno, dimetil éter (precursor de biocombustibles y productos químicos) o ácido acetilsalicílico (aspirina).

Todas estas posibilidades abren un panorama alternativo para la industria colombiana, que el grupo de investigación ha llamado “descarbonización”, pues el proceso de gasificación permite generar energía eléctrica con una emisión neutra de dióxido de carbono –uno de los principales causantes del calentamiento global– evitando la producción de metano, que es 28 veces más dañino que el CO2 y que se genera por la descomposición inadecuada de los residuos agroindustriales.

“Con base en la tecnología de gasificación, que ya se tiene desarrollada, junto al uso de la alta ingeniería (modelamiento matemático, simulación de procesos, optimización y diseño de equipos), se está buscando aportar a la descarbonización de la industria colombiana”, comenta el profesor Ceballos.

Tanto así, que el Tayea proyecta crear “DeCO2”, una spin-off que proporcionaría dispositivos para la gasificación y la generación de energía; además ofrecería asesoría en torno a la optimización de procesos industriales con base en el modelamiento y la simulación. La industria nacional tiene un potencial de ahorro energético que rondaría entre el 20 y 25 %.

En ese sentido, proyectan conformar “distritos de aprovechamiento energético de residuos”, en los que, con volúmenes de biomasa intermedios producidos en empresas medianas, grandes unidades residenciales, universidades, colegios o centros vacacionales, se pueda generar energía y otros productos de valor agregado.

Así, teniendo en cuenta que con la gasificación quedan algunos elementos sólidos –como el biochar– y líquidos –como el vinagre de madera, usado en la industria alimentaria–, el grupo también le está apostando a la consolidación de productos para el mercado.

“El biochar se puede convertir en carbón activado, muy usado en la captura de gases, la limpieza de afluentes hídricos y el sector textil”, señala el profesor Ceballos.

Además de las innovaciones conocidas hasta ahora, el Tayea avanza en la simulación molecular, el modelamiento de procesos a escala de partícula y a escala de proceso y el desarrollo de nuevos diseños ingenieriles para la generación de tecnologías locales.





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