A las 7 de la mañana, cuando la ciudad apenas despertaba, el eco de tambores y gaitas caribeñas rompió el silencio del emblemático Auditorio Virginia Gutiérrez de Pineda, en el campus de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Bogotá. Como si se tratara de una cita ineludible, el grupo musical Luruaco Trío marcó el inicio de una jornada que no solo celebró el centenario del natalicio del sociólogo Orlando Fals Borda, sino que además reactivó su palabra, su legado, su raíz sentipensante.
Cuarto tomo de Historia doble de la Costa, una
de las obras más representativas del pensador colombiano. Desde el Caribe hasta
la Amazonia, desde Nariño hasta la Orinoquia, docentes, estudiantes, egresados
y trabajadores de las 9 Sedes de la UNAL se unieron en esta juntanza de palabra
para conmemorar no solo a un autor, sino a un pensamiento vivo, caminante y
comprometido con la transformación social.
Hace 100 años, el 11 de julio de 1925, nació en Barranquilla
Orlando Fals Borda, quien se convertiría en una de las figuras más influyentes
de las Ciencias Sociales en Colombia y América Latina. Fue pionero en la
creación de la Facultad de Sociología de la UNAL en 1959, impulsor de las
Juntas de Acción Comunal desde 1958, y uno de los fundadores de Consejo
Latinoamericano de Ciencias Sociales (Clacso) en 1967.
En los años setenta su vocación de investigador lo llevó a
trabajar de manera conjunta con comunidades campesinas organizadas en defensa
de la tierra. Décadas más tarde integró la Asamblea Nacional Constituyente de
1991, reafirmando su compromiso con la justicia social. Murió en Bogotá el 12
de agosto de 2008, pero su legado sigue sembrando conciencia crítica.
La jornada de lectura continua, que se extendió hasta las 10
de la noche, formó parte del proyecto institucional “A 100 años de Orlando Fals
Borda: vida, obra y pensamiento”, declarado por el Consejo Superior
Universitario. En el acto de apertura, la profesora Luz Teresa Gómez de
Mantilla, docente del Departamento de Sociología, inauguró el evento con una
intervención poética cargada de imágenes del Caribe profundo, de historia y de
territorio.
“Un crisol de razas mestizas, intertextualidad de lenguas... todos ellos atados a la tierra de la que han salido para este secreto tanto para la supervivencia como para la cura de las almas”, evocó, entrelazando pasado y presente. En sus palabras, Retorno a la tierra fue presentada como una obra viva que sigue diciendo verdades incómodas sobre las violencias materiales y simbólicas, pero también sobre las resistencias que nos habitan.
El pasado, 11 de julio, este intelectual blanco cumpliría 100
años, y su legado sigue latiendo en las acciones colectivas, en las juntas de
acción comunal, en las apuestas por una reforma agraria que aún sigue siendo
una tarea pendiente”, señaló la académica.
En el mismo auditorio donde hace 17 años se realizaron las
honras fúnebres del maestro, la profesora Patricia Sierra, directora Académica
de la Sede Bogotá, ofreció una intervención íntima, conmovedora, tejida desde
la memoria afectiva y la gratitud: “gracias maestro porque nos mostraste cómo
se dignifica la academia. Nos enseñaste que la producción de conocimiento es un
diálogo entre semejantes, que también hacen ciencia las comunidades negras, las
mujeres lideresas, los campesinos, los pescadores”.
Con voz pausada, recordó que Fals no se apropió del
“sentipensar”, sino que lo reconoció como un hallazgo colectivo, como una
potencia que se opone a la racionalidad sin alma. “Dignificar la academia es
construir y descubrir colectivamente, es reconocer la valía del otro, de la
otra, y su autonomía”. También recuperó una frase del propio Fals, en uno de
sus últimos encuentros: “ahora les toca a las juventudes. Nuestra generación ya
hizo su parte”.
A su turno la profesora Carolina Jiménez Martín,
vicerrectora de la UNAL Sede Bogotá, subrayó el valor político, social y
académico de esta lectura colectiva, y la urgencia de retomar las enseñanzas
del maestro en el contexto actual. “Esta lectura forma parte del Año Fals
Borda, una conmemoración que nace desde la Facultad de Ciencias Humanas y que
fue acogida por toda la Universidad”, explicó la docente Jiménez.
Destacó además la vigencia de la investigación acción
participativa (IAP), “una filosofía de vida que rompe con las relaciones de
subordinación y explotación, y que plantea la participación como un vínculo
entre sujetos igualmente pensantes y actuantes”.
En tiempos de la Asamblea Constituyente Universitaria, subrayó que “sus claves
teóricas resultan hoy imprescindibles para construir un gobierno universitario
más democrático, más incluyente, más fiel a la autonomía colectiva. Fals Borda
no solo escribió sobre Colombia, sino con Colombia, desde sus márgenes, sus
voces silenciadas, sus urgencias territoriales”.
Lectura compartida de una obra que narra luchas
La selección del tomo Retorno a la tierra no
fue casual. Según el profesor Normando Suárez, quien dio apertura a la lectura,
este volumen recoge el proceso de acompañamiento que hizo Fals Borda a las
luchas campesinas en Córdoba durante los años setenta, a través de su
metodología IAP.
En el evento se leyeron fragmentos seleccionados del tomo,
que abordan desde el arraigo campesino hasta las estructuras de poder que
históricamente han marcado la tenencia de la tierra en Colombia.
Entre los textos escogidos estuvieron el Prólogo, “De retorno a la
madre tierra”, “El persistente ethos del campesino”, “La
amachada conquista del Sinú”, “Machismo y colonización”, “El congregador de
pueblos”, “Reordenando el agro”, “En las sabanas: entre ricos y explotados”,
“Los embrujos del Sinú”, “Riqueza agrícola y explotación humana”, y “Reforma
agraria y ciencia social”.
El profesor Leopoldo Múnera Ruiz, rector de la UNAL,
participó en esta jornada leyendo “El turno de los violentos”. En las “Notas
del autor” de la segunda edición de Historia doble de la Costa,
publicada en 2002, el maestro Fals Borda agradeció al entonces vicerrector
General de la Universidad, profesor Múnera Ruiz, por haber impulsado dicha
reedición. La primera versión de la obra había se publicó entre 1979 y 1987.
Además de rendirle un homenaje al legado intelectual de Fals
Borda, la jornada de lectura también fue un acto cultural y político que
recuperó las raíces populares, orales y musicales de la Costa Caribe, gracias a
la presencia de gaitas y tambores, sonidos emblemáticos de esta región, que
ambientaron la apertura y el cierre de la jornada. La música fue interpretada
por Leticia Gaitas y Tambores – Grupo de Mujeres, con una función presencial
de Cumbiamba que evocó la fuerza cultural de los pueblos que
inspiraron esta obra.
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