martes, 6 de septiembre de 2022

Cómic narra la pérdida de Panamá para que los niños se apasionen por la historia

 León, Leonora y Leonel son los personajes del libro La pérdida de Panamá, que con ilustraciones y caricaturas cuenta este particular episodio de la historia de Colombia, acontecido hace 119 años, para que los niños de primaria conozcan su pasado y puedan comprender su presente.

“El pueblo que no conoce su historia está condenado a repetirla” es un dicho popular pero certero cuando se hace referencia a los vacíos que por años ha tenido la educación básica en Colombia.

Con 15 años de experiencia, la profesora Sandra Milena Vargas, quien imparte la asignatura de Ciencias Sociales en básica primaria, ha identificado falencias en la enseñanza de esta materia, como por ejemplo que las bibliotecas escolares están repletas de textos aburridos y largos –en su mayoría–, y casi ninguno incita a los estudiantes a indagar sobre el pasado.

“Muchas veces las instituciones educativas no tienen las condiciones para enseñar, se carece de material pedagógico y didáctico”, afirma la docente.

También ha establecido que una parte importante de sus estudiantes no leen un libro de historia por iniciativa propia, lo que “afecta el pensamiento histórico, muy relevante, pues es inherente a la crítica reflexiva y constructiva surgida en el diálogo, la interacción y la interrelación entre disciplinas, y que se van conformando en la infancia”.

Así, aprovechando la investigación que desarrollaba en su pregrado sobre la separación de Panamá de Colombia, la profesora Vargas se arriesgó a contar este episodio de principios de la República mediante anécdotas y datos curiosos.

El objetivo es que los niños no solo encuentren un relato fascinante de aquel 1903, sino que a partir de allí tengan elementos que les permitan entender mejor la realidad del país donde nacieron.

El libro La pérdida de Panamá es una herramienta pedagógica que apoya a los profesores en su apuesta por dinamizar la enseñanza de la historia. Cuando terminan la lectura, los estudiantes tienen dos maneras de mostrar lo aprendido: con un resumen escrito, o con uno ilustrado.

El historiador Darío Campos, profesor de la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), señala que “se trata de un aporte valioso, ya que en 1984 se eliminó la historia como asignatura y área de conocimiento, y desde entonces a los estudiantes no se les enseña a pensar históricamente, lo que es distinto a enseñar historia. No hay perspectiva histórica sobre los problemas que vive la sociedad”.

Para la profesora Vargas fue importante escoger este tema en particular, “ya que rememora un hecho que aún genera indignación y se trata de un asunto histórico que causó más pérdidas que ganancias tanto para los istmeños como para los nacionales. Es un acontecimiento que siempre está en debate generando polémicas para los académicos de ambos países”.

Recursos narrativos del libro

En La pérdida de Panamá, el lector encuentra grabados, retratos de la época, mapas históricos y caricaturas de los artistas Nadím Amin –Premio Nacional de Periodismo Digital– y Julio César Bernal Quitian.

La introducción del libro reconstruye lo ocurrido y describe a los personajes que cuentan el relato en 17 apartados con temáticas como “La guerra de la sandía”, “La guerra de los Mil Días”, “El canal de Wall Street” o “Colombia llora su pérdida”.

León, uno de los tres personajes principales de la historia, explica la importancia de Panamá antes de separarse de Colombia. Leonora es la encargada de contar lo que ocurrió durante el proceso de independencia del istmo, y Leonel ayuda a comprender qué pasó con Panamá desde el momento en que dejó de ser un departamento colombiano.

Este 3 de noviembre se cumplen 119 años de la separación de Panamá, una pérdida incalculable para Colombia si se suman los ingresos que ha dejado el Canal construido en 1914 con el auspicio de Estados Unidos y que comunica a los dos océanos.

La académica Vargas concluye diciendo que hoy como ayer, las acciones del Gobierno colombiano están llenas de sumisión, tal vez porque como diría Elías Canetti, sus pasos están guiados por la idea de que: “la alegría de los más débiles es darle algo a los más fuertes”.








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