Moléculas derivadas de uno de los péptidos sintéticos desarrollados y patentados en la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Medellín también tienen un potencial insecticida que podría ayudar en el control del Aedes aegypti, el mosquito que transmite enfermedades como el dengue, la fiebre amarilla, el zika y el chikunguña.
A esa conclusión llegó la bióloga Paula Andrea Giraldo
Hincapié, doctora en Biotecnología de la UNAL, después de usar métodos de
bioinformática y dinámica molecular (química computacional) que le permitieron
demostrar que ese péptido y algunos otros interrumpen el crecimiento de
cultivos celulares de células del mosquito y reducen su viabilidad.
“Esos péptidos, que son el “pedazo” de una proteína con
menos de 50 aminoácidos, se sintetizaron y se disolvieron en agua, medio en el
que viven y del que se alimentan las larvas. Al ser administrados vía oral (la
larva lo ingiere) tiene efectos en el intestino, específicamente en sus
células”, cuenta la investigadora y aclara que “usualmente los insecticidas
comerciales son asperjados y tienen efectos sobre el sistema nervioso de los
mosquitos”.
Para probar la efectividad insecticida, la doctora Giraldo
realizó ensayos in vitro, en los que tomó células de mosquitos
tratadas con los péptidos y observó que se lograba un descenso en la
viabilidad, es decir que el crecimiento celular se interrumpía.
Después hizo ensayos in vivo, en los que a
las larvas se les administraron péptidos que luego se localizaron en el
intestino de los mosquitos con ayuda de un microscopio electrónico de
transmisión.
“Al ser ingeridos, los péptidos generan un efecto tóxico
porque producen un daño en las membranas de las células del intestino de los
mosquitos. En las pruebas logramos localizar el péptido cerca de las membranas
del intestino, que era lo que buscaba”, detalló.
Pero aclaró que es necesario hacer más pruebas antes de que
se pueda desarrollar y comercializar un insecticida, pues es necesario evaluar
si esos péptidos también tienen un efecto tóxico en humanos o en otros
organismos que entrarían en contacto con el agua.
“Estos mosquitos suelen estar en estanques o en agua
corriente y en algunos lugares esa agua se usa para consumo diario. Entonces,
al pensar en el desarrollo de un insecticida para el mosquito que está en esas
aguas, tenemos que garantizar que sea tan inocuo que se pueda aplicar sin poner
en riesgo a las personas que están en contacto con esa agua”, indicó la
investigadora.
Su estudio permitió estandarizar la metodología para buscar
y encontrar péptidos potenciales, con la ayuda de química computacional y
bioinformática, y además establecer un modelo de evaluación sobre el mosquito y
las células, para determinar la toxicidad.
Evaluación de efectos en humanos
El siguiente paso en la búsqueda del insecticida será
evaluar los péptidos sobre otros organismos acuáticos y en humanos. Cabe
aclarar que en esta fase investigativa se hizo una prueba de hemólisis para
medir el daño que las moléculas tendrían en los glóbulos rojos, y en este caso
la toxicidad fue muy baja. “Eso nos dice que tenemos algo promisorio, pero que
todavía no está listo para sacar”, agregó la investigadora de la UNAL.
Además es necesario establecer el método de administración
de la molécula, para que resista los compuestos digestivos y logre llegar hasta
el intestino. Esto porque las enzimas digestivas del insecto pueden descomponer
el péptido. “Para evitarlo se puede sintetizar haciendo un ‘espejo’ de la
molécula, pero eso eleva el costo hasta cuatro o cinco veces, de ahí que el
siguiente reto del equipo de investigación será buscar la manera de administrar
ese péptido en algún medio que permita que alcance a llegar al intestino sin
descomponerse”.
La doctora Giraldo señaló que este desarrollo tiene un
amplio potencial, pues el Aedes aegypti es un problema de
salud pública por ser el vector de muchas enfermedades con altas tasas de
mortalidad y morbilidad para las cuales no hay vacuna en Colombia.