jueves, 17 de octubre de 2019

Con maíz y fríjol aprovechan áreas subutilizadas del cultivo de caña

El proceso les permite a pequeños y medianos productores reducir costos al generar forraje como alimento para sus animales y evitar el uso de herbicidas en el control de las malezas que usualmente crecen en las áreas marginales del cultivo.


Para evitar la competencia por nutrientes en las áreas marginales de los cultivos de caña no se suele sembrar nada.

En cada cosecha se logró un rendimiento en producción de hasta 2,17 k/m2 de maíz (Zea mays) y de fríjol canavalia (Canavalia brasiliensis) en una de las áreas que usualmente no se siembran en los cultivos de caña de azúcar. El resultado se obtuvo durante la investigación adelantada por el zootecnista Luis Felipe Aguilera, de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.) Sede Palmira. 


El profesor Luis Miguel Ramírez, quien dirigió el estudio, explica que “cada ciclo de producción de caña de azúcar dura entre 12 y 14 meses. En el periodo comprendido entre el sexto y el decimosegundo mes es posible aprovechar las áreas marginales de terreno para producir forrajes de rápida cosecha como el maíz y el fríjol caupí, en forma asociada, sin que estos obstaculicen el trabajo en la caña ni compitan por los nutrientes con esta”. 
Según el docente, en estas áreas marginales crecen arvenses (malezas). Para que estas no proliferen y compitan por nutrientes con las plantas de caña, los agricultores suelen utilizar herbicidas, lo que constituye un costo adicional que no tendrían que realizar si donde crecen los arvenses siembran maíz y frijol de uso forrajero. 
Para el zootecnista Aguilera esta sería una alternativa importante para pequeños y medianos productores que trabajan con caña de azúcar y además crían ganado bovino para la comercialización de leche o carne. 
La mejor sociedad 
En el estudio se sembraron cuatro cultivos diferentes en un potrero subutilizado: fríjol caupí (Vigna unguiculata) y fríjol canavalia, ambos pertenecientes a la familia de las leguminosas; y maíz y sorgo forrajero (Sorghum vulgare), que forman parte de las gramíneas. 
El zootecnista destaca que “se seleccionaron estas especies por su rápido crecimiento. Asimismo, las leguminosas le aportan nitrógeno al suelo, factor que pueden aprovechar las gramíneas, configurando una sociedad”. 


Por esta razón se establecieron los cultivos asociados intercalados, entre gramíneas y leguminosas, modificando el orden en que se disponían las cuatro especies entre una unidad experimental (repetición) y otra. “Por ejemplo, sembrábamos maíz y luego frijol caupí, y en otra repetición maíz y luego canavalia. El objetivo era identificar cuál era la pareja de gramínea-leguminosa (tratamiento) que conformaba la mejor sociedad”, precisa el investigador. 
En total se cultivaron cuatro repeticiones en parcelas de 20 m2 por cada una de las cuatro sociedades posibles, durante 42 días. Como resultado se encontró que la sociedad de maíz y canavalia fue la de mayor rendimiento. 
En segundo lugar se ubicó la sociedad del maíz y el fríjol caupí, con 1,83 k/m2 en cada cosecha; la tercera posición la ocupó el sorgo forrajero con el fríjol caupí, con 1,8 k/m2, y el cuarto lugar fue para el sorgo y el fríjol canavalia, asociación con la que se obtuvo 1,72 k/m2


Según datos del Censo Nacional Agropecuario (DANE, 2014) en ese año en el Valle del Cauca había alrededor de 164.000 hectáreas de caña de azúcar sembradas (más de 10 veces el área del municipio de Silvania, Cundinamarca), es decir el 74,3 % nacional. Además ocho de cada 25 Unidades Productoras Agropecuarias del país dedicadas a este cultivo están en ese departamento. 


Según datos recogidos en la investigación, el 12 % de las hectáreas de cultivos de caña sembradas en el Valle del Cauca son subutilizadas (áreas marginales), entre callejones de los cultivos, canales de desagüe y otros espacios.

Fuente : Universidad Nacional.

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