Un nuevo sistema demuestra que la mayor altura de las pasturas en zonas de clima frío es determinante para el rendimiento en cantidad y calidad de la producción lechera, porque en estas condiciones las hojas tienen más minerales y nutrientes, lo cual además influye directamente en la disminución de las emisiones de metano entérico, uno de los gases efecto invernadero (GEI).
El modelo arrojó que, por sus características climáticas
(frío), la medida óptima de la altura del pasto es de 20 cm para la
Estación Agraria Paysandú, de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede
Medellín, ubicada en el corregimiento de Santa Elena.
Así lo demostraron los investigadores Luis Alfonso Giraldo,
profesor de la UNAL Sede Medellín y líder del estudio, y Josué Paz Orellana de
la Universidad Nacional de Agricultura de Honduras, quienes desarrollaron el
sistema de manejo de pasturas.
“Cuando el pasto crece hay más hojas y más minerales, y por
ende la vaca consume más alimento y esto ayuda a una mayor cantidad de
producción de leche y mejor calidad; también, ayuda a disminuir el metano
porque el alimento tiene más nutrientes y minerales”, explica el profesor
Giraldo.
El método sostenible ayuda a conservar y recuperar tanto la
biodiversidad en los terrenos de pastos como la fertilidad del suelo para
suministrar los alimentos al ganado.
“En los resultados pudimos ver que con el nuevo sistema los
animales mejoran la producción de leche, ya que cada vaca aumenta 1,36 litros
por ordeño, y también disminuye la emisión de gas metano en un 27 %”,
asegura el investigador Paz.
Consumo de pasto
El proceso consistió en dejar crecer el pasto hasta los 15,
20, 25 y 30 cm en parcelas de un 1 m2 y después
cortarle el 50 % para simular el consumo de pasto por los animales cuando
ingresan a los potreros.
Tanto en el tratamiento convencional como en el nuevo método
se evaluaron 6 vacas, 12 en total, durante 7 meses. En un sistema de pastoreo
tradicional lo normal es que haya máximo 3 vacas, detallan los expertos.
“En un pastoreo tradicional, a 10 cm del suelo, el
pasto tarda entre 30 y 35 días para recuperarse, mientras que en nuestra
propuesta, cuando las vacas entran a un potrero con pasto de 20 cm de
altura consumen la mitad (indicador para retirar a los animales), y el pasto
rebrota a los 12 días”, explica el profesor Giraldo.
El campesino puede medir la altura de los pastos con sus
botas de caucho, parándose en los terrenos y mirando cuándo las pasturas están
a la altura ideal para dejar entrar el ganado.
“Con ese tiempo de recuperación, este tipo de pasto tiene
más proteína. Los ganaderos trabajamos muy al ojo, pero podemos utilizar estas
capacitaciones para renovar nuestro manejo de pasturas o ganado”, comenta el
productor Herman Darío Arango.
Así mismo, María Cecilia Posada, también productora de vacas
lecheras, indica que aplicará el sistema en la finca “porque es una forma muy
sencilla de implementarlo y de medirlo con las botas”.
En el proceso digestivo de las vacas se produce de manera
natural el gas metano (CH4), el cual aporta a las emisiones GEI en
el país. El nuevo sistema de pastoreo ayuda a disminuir los gases que expulsa
el animal.
A las vacas se les coloca un “collar” que permite medir el
metano entérico que emiten. “Para recoger ese gas le ponemos un collar al
vacío, que tiene una manguerita muy cerca de la boca y la nariz”, explica el
profesor Giraldo.
Después, al quitar el collar, se puede medir cuántos gramos de metano entérico emite una vaca en un día. Al respecto, la investigación arrojó que en la Estación Agraria Paysandú hubo una disminución en la liberación de metano entérico en un 28 %, aproximadamente.
El mismo ensayo se evaluará en las fincas de los municipios
antioqueños que forman parte de la cuenca lechera más grande del país, entre
ellos San José de la Montaña, San Pedro de los Milagros, Santa Rosa de Osos y
Yarumal.
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