Medioambiente aleja a niños de PalmiraValle del Cauca - Colombia de la violencia
En el barrio Las Delicias, un promedio de 50 niños de
4 a 12 años hallaron formas de convivencia a través de la siembra, los
ecopaseos y otras actividades
El barrio Las Delicias hace parte de la comuna siete de
Palmira y los niños del proyecto, así como otros de este sector de la ciudad,
escenario de violencia entre pandillas en ciertos puntos, prostitución y
tráfico drogas, permanecen con la autoestima muy baja.
No obstante, una actividad como la visita a la Reserva Natural Nirvana, en el corregimiento de La Buitrera, a 16 kilómetros de Palmira, les ofreció un paisaje natural real que antes solo dibujaban en papel. El contacto con la naturaleza les permitió conocer diferentes especies de flora, entre ellas: heliconias, bromelias, anturios, bambús y árboles nativos, también disfrutaron de la fauna del lugar: mariposas, peces y una amplia variedad de aves.
“Para nosotros era importante encontrar un punto de encuentro entre la Academia y la comunidad para mitigar problemáticas”, comenta al respecto Jackeline Rojas Figueroa, estudiante de décimo semestre de Ingeniería Ambiental de la Universidad Nacional de Colombia Sede Palmira, e integrante del proyecto titulado “Escuela ecovacacional para niños de sectores vulnerables en el barrio Las Delicias, de Palmira”.
El trabajo de la estudiante y sus tres compañeros se dirige a demostrar que la ingeniería ambiental puede hacer un trabajo social al aplicar las diferentes temáticas aprendidas en las aulas.
La iniciativa, más que una escuela ecovacacional en su significado material o de infraestructura, “consistió en trabajar conceptos de recursos naturales, cómo cuidarlos, y evidenciar la relación de los niños con ellos”, expresa Jackeline Rojas. Y como los niños suelen aburrirse rápidamente con temas educativos, “fue necesario incluirlos poco a poco en actividades lúdico–recreativas”, manifestó Isabel Cadena, también estudiante de Ingeniería Ambiental y otra integrante del equipo de trabajo.
Para ello se hizo un ejercicio de reconocimiento con el fin de establecer las temáticas por trabajar y saber si los niños podían interesarse en ellas o, en caso contrario, cambiar el enfoque. Esta última alternativa se pudo abordar con actividades de pintura que realizaron conjuntamente con las madres de familia, se les entregaron figuras sobre el uso del suelo y del agua, por ejemplo, y se les preguntó qué concepto tenían sobre ellas, qué sensaciones les producían y cómo relacionaban la importancia de preservarlas.
Por otro lado, la siembra de 60 plantas de cilantro en botellas plásticas recicladas permitió compartirles la importancia de cultivar sus alimentos, porque reduce costos y evidencia la relación entre el cuidado del medioambiente y el ser humano.
De la misma manera, hubo entrega de productos escolares para reconocerles la participación en el proyecto, lo que permitió atraer a niños que en principio no habían querido integrarse a la iniciativa de los estudiantes.
Adicionalmente, un partido de fútbol y otras actividades deportivas, como las carreras con relevos, permitieron superar barreras de individualismo y propiciar un juego en equipo, además de sensibilizarlos en valores como el respeto, la responsabilidad y la solidaridad, entre otros.
En este sentido, “los niños preguntan que si en diciembre regresaban las vacaciones recreativas, el viaje a Nirvana, los partidos de fútbol, etc., porque es la primera vez que un proyecto como estos se hace en Las Delicias y con estudiantes de ingeniería de la U.N. Sede Palmira”, resalta Yolanda González, directora de la Fundación Renacer de Las Delicias.
El proyecto, que se llevó a cabo durante 15 días, se realizó también gracias a Camilo Ochoa y Jessica Cucaita, integrantes del grupo de trabajo y de la fundación CIPSA, que partió del Colectivo de Investigación de Problemas Socio–Ambientales’, de la U.N. Sede Palmira; igualmente, recibió el apoyo de empresas privadas como Epsa, Proing, Frutas y Verduras (Fruver) y el aeropuerto de Cali (Aerocali).
No obstante, una actividad como la visita a la Reserva Natural Nirvana, en el corregimiento de La Buitrera, a 16 kilómetros de Palmira, les ofreció un paisaje natural real que antes solo dibujaban en papel. El contacto con la naturaleza les permitió conocer diferentes especies de flora, entre ellas: heliconias, bromelias, anturios, bambús y árboles nativos, también disfrutaron de la fauna del lugar: mariposas, peces y una amplia variedad de aves.
“Para nosotros era importante encontrar un punto de encuentro entre la Academia y la comunidad para mitigar problemáticas”, comenta al respecto Jackeline Rojas Figueroa, estudiante de décimo semestre de Ingeniería Ambiental de la Universidad Nacional de Colombia Sede Palmira, e integrante del proyecto titulado “Escuela ecovacacional para niños de sectores vulnerables en el barrio Las Delicias, de Palmira”.
El trabajo de la estudiante y sus tres compañeros se dirige a demostrar que la ingeniería ambiental puede hacer un trabajo social al aplicar las diferentes temáticas aprendidas en las aulas.
La iniciativa, más que una escuela ecovacacional en su significado material o de infraestructura, “consistió en trabajar conceptos de recursos naturales, cómo cuidarlos, y evidenciar la relación de los niños con ellos”, expresa Jackeline Rojas. Y como los niños suelen aburrirse rápidamente con temas educativos, “fue necesario incluirlos poco a poco en actividades lúdico–recreativas”, manifestó Isabel Cadena, también estudiante de Ingeniería Ambiental y otra integrante del equipo de trabajo.
Para ello se hizo un ejercicio de reconocimiento con el fin de establecer las temáticas por trabajar y saber si los niños podían interesarse en ellas o, en caso contrario, cambiar el enfoque. Esta última alternativa se pudo abordar con actividades de pintura que realizaron conjuntamente con las madres de familia, se les entregaron figuras sobre el uso del suelo y del agua, por ejemplo, y se les preguntó qué concepto tenían sobre ellas, qué sensaciones les producían y cómo relacionaban la importancia de preservarlas.
Por otro lado, la siembra de 60 plantas de cilantro en botellas plásticas recicladas permitió compartirles la importancia de cultivar sus alimentos, porque reduce costos y evidencia la relación entre el cuidado del medioambiente y el ser humano.
De la misma manera, hubo entrega de productos escolares para reconocerles la participación en el proyecto, lo que permitió atraer a niños que en principio no habían querido integrarse a la iniciativa de los estudiantes.
Adicionalmente, un partido de fútbol y otras actividades deportivas, como las carreras con relevos, permitieron superar barreras de individualismo y propiciar un juego en equipo, además de sensibilizarlos en valores como el respeto, la responsabilidad y la solidaridad, entre otros.
En este sentido, “los niños preguntan que si en diciembre regresaban las vacaciones recreativas, el viaje a Nirvana, los partidos de fútbol, etc., porque es la primera vez que un proyecto como estos se hace en Las Delicias y con estudiantes de ingeniería de la U.N. Sede Palmira”, resalta Yolanda González, directora de la Fundación Renacer de Las Delicias.
El proyecto, que se llevó a cabo durante 15 días, se realizó también gracias a Camilo Ochoa y Jessica Cucaita, integrantes del grupo de trabajo y de la fundación CIPSA, que partió del Colectivo de Investigación de Problemas Socio–Ambientales’, de la U.N. Sede Palmira; igualmente, recibió el apoyo de empresas privadas como Epsa, Proing, Frutas y Verduras (Fruver) y el aeropuerto de Cali (Aerocali).